El cambio climático no es un asunto de moda baladí sino de «Tararí que te vi, que no tienes donde ir»

El cambio climático no es un asunto de moda baladí sino de «Tararí que te vi, que no tienes donde ir»
La tarta del amor tiene varios pisos. Si solo te comes la guinda del pastel, ¿quién te quiere?.
Con la bandera por montera, la derecha política española pisa el patriotismo limpito y reluciente de quien no está de acuerdo con ella.
Comprar lotería por si toca, comer como si no hubiera un mañana, reunirnos con personas con las que discutimos, y lo sabemos.
La Navidad no es normal. Pero la normalidad es relativa. El biblioráculo también lo es.
La imperturbable insolidaridad de la ultraderecha. Primero hace daño y después se arroga el liderazgo para curar la herida.
Podemos decir sin lugar a dudas que salir por peteneras es un auténtico argumento de autoridad. Y punto
Si lo más importante para la vida es saber lo que hay que hacer para la supervivencia, quien tiene esa información es quien parte el bacalao.
La Tierra como ser vivo suda la gota gorda por el calentamiento global. Para refrescarse.
A la gente fresca también se la suda el calentamiento global.
Y me pregunto cuando se mojarán en el asunto las grandes industrias que tanto contaminan para enriquecerse.
La cosa hoy va toda de mojarse y salvar la ropa.
En la RAE tienen la misión de adecuar la Constitución Española al lenguaje inclusivo y es una tarea delicada.
La lengua no puede imponerse. Fluye en los entresijos del habla en los más diversos contextos sociales. Ni la ‘x’ ni la ‘@’ se pueden pronunciar. El plural inclusivo está floreciendo haciendo uso de la ‘e’ propia del masculino, femenino (perdón, la dislexia) del asturiano; dicen que eso no les gusta allí, pero esa donación sería un hito en la historia de la lengua que hablan 560 millones de personas y supondría un gran avance en el desarrollo de esta revolución social que pretende que en el lenguaje quepa cualquier persona independientemente de su género: masculino, femenino, neutro, mixto o fluido.
El género debería ser una condición privada, yendo más allá de los plurales inclusivos, y el género neutro terminado en ‘e’ , en singular, podría llegar a ser un modo de tratar a cualquier persona en el ámbito público, una demostración de respeto hacia quien no conocemos.