Y seguimos con las mismas. Se confunde feminismo con femimismidad, o con feminismo ensimismado como dice Becerra.
Mientras el neofeminismo no despega del cuidado para si mismis, con sus amiguis, el objetivo del movimiento político originario se difumina y vuelve a recaer en la esfera de lo privado. El feminismo consiste, como movimiento político, en negociar, llegar a acuerdos, además de votar, y muchas mujeres no parecen entenderlo: en vez de estar en este mundo reclaman el derecho a ser reconocidas como reinonas, por su condición orgánica y sus manifestaciones eróticas. Autocomplacencia pura. Mientras, otras mujeres siguen enarbolando la igualdad política como reivindicación fundamental para que eso les permita organizar su mundo privado como les parezca. Y los hombres en medio, pobres, están muy perdidos.