El cielo nos envía toda clase de fenómenos que en la historia de la humanidad se asociaban con los dioses, mensajes poderosos que había que descifrar para satisfacerlos. Las Oriónidas que se ven en estas fechas están aderezadas en Oriente Medio con misiles que se mezclan con estrellas fugaces y según las creencias religiosas implicadas en el conflicto todo es un asunto de dios. Desear que el prójimo sea refrendado por dios en el libro de la vida, así como buscar el perdón de dios más de setenta veces cada día, ordenar el bien y prohibir el mal, vinculando el respeto con la paz, el amor y la compasión, parecen intenciones gastadas y sin ningún significado. Quien reivindica un dios con mayúsculas debería respetar también sus leyes.